HERIDA
si
tu nombre se desliza sobre mi lengua
que
sorbió los dulzores de tus labios.
Y
escupo tu nombre
sobre
la hierba fresca
sobre
un rostro oculto
detrás
de esa sombra helada.
Un
eco retumba entre las cuatro paredes
de
este cuarto iluminado
por
las luces indiscretas de la calle.
Retumba
a mi lado
y
no sé si es tu voz que me llama
alucinando
mundos donde la palabra
no
existe
o
es el murmullo
de
mi cuerpo tembloroso
sucumbiendo
al
éxtasis del placer
que
se abre camino
en
los profundos abismos
de
mi sexo.
Mi
piel
apenas
acostumbrada
a
tu ausencia
se
tensa en la espera
de
tus caricias
y
siento correr por mis poros un dolor impune
que
quema
carcome
destruye
la alegría del gozo
y
diluye los placeres
hasta hacerlos desaparecer.
Es tarde
la
luna crece blanca desde el horizonte
deslumbrando
a las ranas que lloran
en
las orillas
del
río
apacible
donde
te retiene la eternidad.
Ardiente
herida florece en mi boca
y
sangra
sangra
dulce
agonía
sobre
lo que fue.
Las
gotas rojas
destilada
pasión
se
deslizan por la comisura de mis labios
acallando
el deseo de tu amor.
María Laura Ruggia
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