Entradas

Mostrando entradas de octubre 5, 2018

LLUEVE

Llueve en la lírica noche  de mi mundo insaciable  y los grillos escondidos  cantan su interminable delirio.   Suena la lluvia monótona  en los techos de zinc,  para que duerman con su arrullo de agua  los niños en sus cunas.   Tu corazón, como la lluvia,  canta su latir constante  y en tus brazos su murmullo tibio  mece mi amor,  mientras afuera, colándose por las veredas,  el agua huye a esconder las penas  de los que lloran por una pasión.  

ESTÁS AHÍ

Imagen
Estás ahí.  Cuando inhalo,  la vida que alguna vez  le diste a Eva  se replica en mis células ancestrales  y en mi fecunda simiente.   No te veo y estás ahí.   Tu presencia invade mi humanidad antigua y mi proyección,  envolviéndome en la locura de saber  que soy de la tierra circunstancial esquirla  que se inclina ante ti  y evoluciona sin límites  hacia tu trascendente e infinita bondad.   Estás ahí.   Sos el dador fecundo  que se inquieta ante la locura de su propia creación. Estoy aquí. En este mundo ofrecido a mi especie exuberante,  a veces superadoramente sublime,  a veces inquietantemente cruel.   Soy una y soy millones.   Soy el todo y la nada.   Te pienso y me piensas  en un constante fluir de conciencias y emociones.   Existo por ti.   Y tú, que estás ahí, existes por mí.   Soy tu creación: necesito el motor  de tu imaginación milenaria y eónica para persistir.   Eres mi creador: necesitas de mi inconveniente presencia

ARLEQUINES

Imagen
No espero ser profeta ni obtener de las entrañas de la nada   indudable  promesa.  Sólo deseo auxiliar al universo   en este encuentro de arlequines   enmarañados  que se cuelgan de las estrellas   bajo la sombra que proyecta  la luna,  recolectando aguaceros   con sus cántaros  llenos de agujeros.  Sólo deseo invertir el trajinar  del sol de cobre  y erizos  y de la luna cubierta de cortezas de latas de sardinas,  para que sea  fácil  el espectáculo  del círculo de la existencia.   Ser ocupado del perfecto peregrinar de la naturaleza toda:   ¡Habla  ya de nuestros equinoccios  perdidos  por tu ingenuidad y nuestro descuido!  ¡Habla ya de nuestros solsticios  inmovilizados para siempre en tu desatino!  Por encima de nuestro castigo  pon nuestro destino de arlequines inconscientes  que dejan escapar la torturada ilusión de  seguir  el camino de los eternos inviernos y veranos  entrelazados en laberintos  de planetas, estrellas, lunas y soles,  reventando otoños