HERIDA
Ardiente herida florece en mi boca si tu nombre se desliza sobre mi lengua que sorbió los dulzores de tus labios. Y escupo tu nombre sobre la hierba fresca sobre un rostro oculto detrás de esa sombra helada. Un eco retumba entre las cuatro paredes de este cuarto iluminado por las luces indiscretas de la calle. Retumba a mi lado y no sé si es tu voz que me llama alucinando mundos donde la palabra no existe o es el murmullo de mi cuerpo tembloroso sucumbiendo al éxtasis del placer que se abre camino en los profundos abismos de mi sexo. Mi piel apenas acostumbrada a tu ausencia se tensa en la espera de tus caricias y siento correr por mis poros un dolor impune que quema carcome destruye la alegría del gozo y diluye los placeres hasta hacerlos desaparecer. Es tarde la luna crece blanca desde el horizonte deslumbrando a las ranas que lloran en las orillas del río apacible donde te retiene la eternidad. Ardiente herida florece en mi boca y sangra sangra dulce agonía sobre lo que fue. Las