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Mostrando entradas de abril 28, 2024

RECUERDO

Cuántos sueños se enmarañaban por las ramas del árbol entretejidos con el aroma de sus azahares, que buscaban para adorno de sus cabellos y perfume de sus velos, las novias ingenuas.   Las verdes frutas crecían día a día escondidas entre las hojas. Las tardes se mecían bajo la sombra del naranjo con el mate que pasaba susurrando entre los labios algún secreto amor, dolores, tristezas, pasiones.   Hasta que un día, un fuego dorado pintaba sus cáscaras. El ritual de la siesta empezaba a oler a naranjas. El alma se impregnaba de sol y el jugo azucarado chorreaba por los dedos, escapaba de los labios, se disolvía en nuestras bocas desatando remolinos de placer.   Naranjas que giran por mi mente. Ásperas y porosas, siguen obstinadas alimentando mi deseo más erótico con ese aroma audaz. El ácido de sus cáscaras penetra por mi olfato y el jugo de sus gajos sabrosos, dueño de mis sentidos, invade poco a poco mi ser. María Laura Ruggia

SUEÑO

Señora de magos y hechiceras, la luna susurra canciones de cuna. Su voz se dispersa por el mundo atrapando insomnes para hipnotizar. Abrazo de seda, me envuelve a través de la ventana en mi noche de tristeza. No quiero dormir, quiero  soñar un mundo de fantasía donde no duelan los recuerdos y el hoy sea un lugar feliz. Soñar con los ojos abiertos hace que vengan luciérnagas y se vaya la soledad. Soñar en la duermevela ahuyenta fantasmas y riega de magia el alma. Soñar cantando como canta el zorzal su alegría atrae caricias de rocío, menta y azahares.   La luna aprovecha la noche. Suculenta fruta, madura su cáscara y derrama sobre mi cabeza reflejos de miel. Gota a gota, jugo de naranja dulce y ácido, se descuelga y rueda por un tobogán salpicado de luz. Cae su magia sobre mis ojos, sobre mis labios, sabio somnífero, antes de que alumbre el sol. Y me duermo soñando con una naranja que anda por el cielo, esquivando estrellas y cometas, haciendo morisquetas a la oscuridad para enseñarme q

  ¿Quién me pone jazmines y azahares en las orejas y me llena de trinos los ojos? ¿Quién me ofrece un plato de luces con pizca de colores y me impregna la nariz de terciopelo para que pueda ser feliz? María Laura Ruggia