MIRA EL RÍO
Ella mira el río. El agua está calma y calma se desliza arrastrando con su ritmo el limo y los sedimentos. Todo lo lleva la corriente incansable por los recovecos de las barrancas y la sutil indolencia de las playas. Allá lejos, el misterio. La verde soledad enmarañada de las islas. La naturaleza se despereza eterna cada mañana en la plateada exuberancia de las olas que brillan con el sol y suspenden la quietud aleteando manantiales. Se arrodilla en el borde de su mundo y el mío. Los tiempos remotos se reflejan en el espejo del río. Fue ayer cuando esas aguas la llevaron hasta lo profundo de la historia. Fue ayer cuando su sangre mocoví corrió por este cauce enrojeciendo las escamas de los peces que acompañaron su cuerpo herido. Fue ayer cuando su fiel sabiduría su propia identidad, su nativo legado se diluyeron en el agua de la indiferencia y la condenaron al olvido. La vida pasa ...