LA LOCA DE LOS CHARCOS
Sandra Elisabeta Perkins creía que encontrar al amor de su vida debía ser un acontecimiento fortuito. Por eso ella había estado esperando que eso ocurriera desde que en su adolescencia había comenzado a sentir atracción por el sexo opuesto. Los años fueron pasando como una película sin principio ni final y sin que su gran amor apareciera. Su vida se volvió monótona. Día tras día los grises cambiaban de intensidad sin dejar de ser grises. Su única pasión era consumir sin parar todo tipo de cuentos, novelas, películas y series en las que sus protagonistas terminaban unidos y eran felices para siempre. Pero eso a ella no le ocurría. Su estado anímico se vio tan afectado que llegó al punto de soñar que su príncipe azul llegaba a rescatarla de su destino desentonado. La parentela entendió que su delirio era cada vez más desopilante y aunque intentaron ayudarla, muy poco pudieron hacer. Su locura la llevó a consultar a brujas y pitonisas para que le dijeran con exactitud qué podría