ESTÁS AHÍ
Cuando inhalo,
la vida que alguna vez le diste a Eva
se replica en mis células
ancestrales
y en mi fecunda simiente.
No te veo y estás ahí.
Tu presencia invade mi humanidad
antigua y mi proyección,
envolviéndome en la locura de saber
que soy de la tierra circunstancial
esquirla
que se inclina ante ti
y evoluciona sin límites
hacia tu trascendente e infinita
bondad.
Estás ahí.
Sos el dador fecundo
que se inquieta ante la locura de su
propia creación.
Estoy aquí.
En este mundo ofrecido a mi especie
exuberante,
a veces superadoramente sublime,
a veces inquietantemente cruel.
Soy una y soy millones.
Soy el todo y la nada.
Te pienso y me piensas
en un constante fluir de conciencias
y emociones.
Existo por ti.
Y tú, que estás ahí, existes por mí.
Soy tu creación: necesito el motor
de tu imaginación milenaria y eónica
para persistir.
Eres mi creador: necesitas de mi
inconveniente presencia
para poder pensarte como un ser
superior.
Nos tenemos, nos sabemos.
Eso es todo.
No existe nada más.
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