NARANJAS


Sus porosas cáscaras despiden un ácido aliento

que impregna la geografía irregular de mi piel.

Ese perfume vegetal ahuyenta mis miedos,

invade mi cuerpo provocando el deseo

y me ofrece el éxtasis.

Naranjas…

Gotas de su jugo pasan sobre mis ojos a borbotones.

Lágrimas agridulces, caen por mis mejillas

hasta sucumbir en mi boca,

estallan en resabios de cítricos sabores

y escapan por la comisura de mis labios.

Naranjas…

Explotan contra mis pechos turgentes

y su líquido sustento anaranjado y dulce,

chorrea por mi cuerpo,

se entretiene en mi ombligo

y se precipita hacia mi selvático sexo

para perderse en la secreta puerta de mi ser.

Naranjas…

Están aquí, conmigo, su aromático halo

me envuelve, me acaricia, me erotiza,

se adueña de todos mis sentidos.

Entre las sábanas de reverdecida hojarasca

tu abrazo me contiene.

Me besas, te zambulles en el universo del amor

y emanas efluvios de azucarada pasión con olor a naranjas.


María Laura Ruggia





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