LLUVIA

La lluvia cae resonante sobre la tierra tibia.
En los árboles desolados
pían exultantes los gorriones con sus plumajes opacos.
Es música suave y constante que baja del cielo
para regar las almas en la tierra.
La perfección no necesita de sofisticadas estrategias.
En un instante, todos los charcos se pueblan
de círculos exactos de inigualables tamaños.
Danzan al ritmo monótono de la lluvia
y se desarman  con la urgencia del día que tiembla.
Un rayo.
Todo parece engendrar quietud.
Cesa el ronroneo metálico en los techos, por un segundo.
Silencio.
Y todo vuelve a resonar melódicamente,
como si una maravillosa orquesta
nos sobornara con su arte magistral.
Lluvia... lluvia... lluvia.






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