PALABRAS


Nada hay para decir.

Se fueron por laberintos 

dibujados en papeles

con la negra tinta

de los expedientes 

esos días de calma y felicidad.

Tus palabras

espinas de desengaño

desangraron gota a gota

mi corazón.

Palabras 

dagas de ironía.

El puño en el ojo

el puño asesino.

El puñal

penetrando

en mi costado

lacerando mi pecho

perforando 

con ritmo de metralla

el vertedero de mi existencia.

Palabra y puño

Puñal y palabra.

Ya poco se puede escribir en el libro

de mi destino.

Sus hojas se dispersan

por ahí 

soltando mi voz.

Me voy.

Muda ha quedado mi boca

desierta mi razón.

Un hilo de sangre se desliza

entre mis dedos

cae por el tallo del rosal

de mi jardín

hasta besar sus raíces 

en el submundo

de la vida.

para florecer primaveras

después del invierno cruel.


María Laura Ruggia

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