¿QUÉ PASA CON LOS ADJETIVOS?





La adjetivación en literatura es el arte de intensificar la expresión. Los adjetivos, especialmente los calificativos, son muy importantes porque ayudan a construir imágenes ya que son portadores de características.  El yo poético opina a través de ellos, derrama su subjetividad. Con su elección la interioridad del poeta se manifiesta, por eso constituyen un recurso valioso que hay que usar adecuadamente. No hay que
 dejarse llevar por la tentación de sobreadjetivar un texto que de por sí, en la mayoría de los casos, posee ya significado. Pensemos que de su adecuado uso depende la posibilidad de transmitir nuestra particular mirada sobre el objeto del que habla el poema.

Por todo esto, me gusta comparar el poema con un rosal. Si podo mi rosal en el momento justo y de la forma apropiada, me lo agradecerá fortaleciéndose y regalándome sus mejores flores.  Lo mismo ocurre con un poema. Si lo podamos de lo innecesario, de lo redundante, florecerá en sentidos. No le quito, le doy la posibilidad al lector de recrear mi emoción, de esforzarse por encontrar sentidos y belleza, de ser parte de mi experiencia a través de lo que escribí. Si yo ya lo digo todo, qué tendrá que indagar el lector. 
La emoción vive en el poema y no hay que sofocarla sino dejar que nos hable.

   

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