¿QUÉ ES EL AMOR?



Caminar por las calles del pueblo

que duerme en el silencio de las siestas de verano,

con los pies llenos de arena,

abrazados, pegoteados por la transpiración.

Eso era el amor para los dos.


Llegar hasta el final del camino derrumbado en el río

que arrastraba sus aguas turbias, con sus camalotes florecidos,

para tumbarnos enredados por la pasión.

Eso era el amor para mí y para vos.


En el camino de arena suelta, caliente

desierto a la hora de la siesta,

dejábamos nuestras huellas rumbo al río

florecido de azul y lila.


El río de aguas turbulentas nos fue seduciendo y arrastrando.

Vivir en las orillas del amor y el deseo, del olvido y la desesperación,

vivir sobreviviendo en este mundo que se transformó y nos cambió.

En eso se convirtió también el amor.

 

Te observo, ahí, consumido por tus temores mundanos.

Te aterra la idea de sufrir, de perderlo todo.

Ya no se te ilumina la cara con una sonrisa

ni te brillan los ojos inventando picardías.

Te persiguen las dudas, te hacen temblar las piernas, los dolores.

Me acerco y tus manos transpiran.

Me acaricias el pelo y lo hueles con ansias y resignación.

 

Caminemos, te digo.

Y nos vamos con pasos inciertos,

por el laberinto arenoso que recorre este pueblo perdido en el mundo,

donde todos nos conocemos y nadie sabe cuál será su destino.


Desandamos, como antes, el devenir del tiempo

y seguimos nuestras huellas cautivas en la arena ardiente,

hasta el río de aguas amarronadas, con sus camalotes floridos,

para ver cómo fluyen de orilla en orilla, todavía, nuestros sueños,

porque eso es el amor para los dos.


María Laura Ruggia






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