NIEBLA
Gasa blanca, suave seda,
cubre la niebla los campos
condensando su color.
Respira
la tierra.
Inhala y exhala la tibia humedad.
Sube
la nube blanquecina
gambeteando el sol.
¿Cuántas
almas se elevarán con ella
tratando de llegar al cielo,
de acercarse a Dios?
¿Serás tú, alma viajera,
la que lo logrará esta vez?
¿O volverás a caer nuevamente
con el agua bendecida
que corre por los zanjones
arrastrando la mugre del mundo
hacia el fondo de la tierra,
para hacerla florecer?
Arroró la lluvia, arroró las almas,
arroró la vida, arroró la flor.
Arrullo lejano...
Crepitar, murmullo,
susurro de perlas,
lentejuela y plata...
allá en la laguna, la luz de la luna
juega que te juega
con aquellas almas
que purgan sus penas
e imploran perdón.
Arroró esas aguas, arroró la niebla,
arroró la vida, arroró la flor.
María Laura Ruggia
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