MUERTE
Cuando vengas a buscarme
muerte,
no olvides el ovillo.
Se como Ariadna, previsora,
y trae con qué señalar el camino.
Cuando vengas a buscarme
muerte,
no olvides el ovillo.
No quiero que las dudas de la noche
confundan tus pasos y los míos.
Cuando vengas a buscarme
amiga,
no olvides el ovillo,
porque quizás te pierdas en este laberinto
y sea la vida al final mi sino.
Cuando ella venga a buscarme,
Vida,
retenme con ahínco,
recuerda que te he dado semillas del destino
y quiero ver florecidas mis venas en tu nido.
María Laura Ruggia
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