EL PROFETA Y LA NIÑEZ.
Una
vez, el Profeta llegó hasta las cercanías de una vivienda hecha con materiales
muy rudimentarios, que se encontraba cerca de un basural. Era indudable que la familia que allí moraba
tenía grandes necesidades y que bien apreciarían la presencia de alguien que
los pudiera auxiliar en este mal trance que estaban pasando.
El
Profeta pensó en ir a su encuentro. Al hacerlo,
observó que aún bajo la presión que podía representar vivir en esas
circunstancias, los niños se entretenían con unos trastos viejos y con juguetes muy
deteriorados. Mientras algunos se divertían con una pelota rotosa, otros
simulaban una comida familiar con vajillas de latitas y plásticos y una niña de apenas unos pocos años arrullaba
con una dulce nana una muñeca que tenía una pierna más larga que la otra, un
bracito roto y la cabeza pelada. Sin
embargo, era fácil percibir que esos
juguetes que otras criaturas habían desechado por encontrarlos feos y desagradables,
habían allí ocupado un lugar
privilegiado, el de alegrar esas vidas miserables y elevar la alegría ingenua de la niñez.
Entonces,
recordó su visita a la Ciudad de las Fábricas, donde conoció a la familia del
gran industrial que había levantado en muy poco tiempo todo un imperio
tecnológico que llevó a la región a un inusitado crecimiento económico.
En
el jardín ornamentado con estatuas, fuentes
y otras manifestaciones de belleza,
sus tres pequeños hijos se
entretenían con unos artefactos computarizados, que reproducían sonidos, luces
de colores y hasta hologramas en el
aire. Cada uno, en su propio mundo, tan lejos del otro a pesar de estar tan
cerca. Ni siquiera sonreían, obnubilados como estaban con esos aparatos
sofisticados, hasta parecían haber perdido el habla. Quizás ellos hubiesen sido
quienes se deshicieron de los juguetes que terminaron en el basural para alegría de otros inocentes
seres.
¿Qué
niñez es la más feliz y cuál la más torturada? –reflexionó el Profeta.
Y
bajando por el sendero retorcido que se formaba entre la basura y la mala
vegetación, se acercó a la familia dispuesto a compartir con ellos días de
aprendizaje y unión.
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